jueves, 10 de septiembre de 2009

LA ENAMORADA

Esta lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra alejandra no lo niegues.
hoy te miraste en el espejo y te fue triste
estabas sola la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió
enviarás mensajes sonreirás
tremolarás tus manos
así volverá tu amado tan amado
oyes la demente sirena
que lo robó el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias ríe
en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego que aquella mujer enamorada fuiste tú
te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto
tanto desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!


(Alejandra Pizarnik, de La última inocencia, 1956)


Gracias a los dioses nocturnos por tu risa,
gracias al Dios verdadero por tu boca.
Infinita sabiduría celestial que cubre de rocío
nuestras manos unidas en oración.
Quién alaba y magnifica tu presencia,
¿acaso fui yo?
Quién espera la dulce espera de la inocencia,
¿será mi ser extraño a mí?
La esperanza de lo vivido y lo perdido,
es el comienzo de la eternidad.