---Y---

No soporto la incertidumbre del cruel destino ni la sutileza del viento de primavera en mes de abril. ¿Cuándo acabará por empezar mi caída silenciosa?. Aún así, añoro el frío-cielo-gris de la Lima vibrante de emociones e imágenes chocantes a la retina europea; tal vez una temporada enterrada boca abajo en una tumba de metal tibio solucionen mi tribulación. Pero hasta entonces, escucharé sin oír la quebradiza melodía de mi infancia ya lejana...
"el amor siendo humano, tiene algo de divino
amar no es un delito porque hasta Dios amó..."
Y acudirán raudos los recuerdos y, como es de esperar, las lágrimas también.
Oh! mi dulce frialdad se clarifica pero arremete con más fuerza al instante de pensar en el olor del mar.

El olor siniestro del mar
se vuelve lodo en mi memoria.